El ajetreo de las neuronas en el gallinero 

© Antonio Alvarado

Una serie de cables de acero sujetos a las paredes o a otros elementos fijos y a una altura de entre 2 y 2,5 metros formarán una red a modo de telaraña neuronal que servirá a su vez de sustento a unas mallas de gallinero que podrán y deberán moverse durante el tiempo que dure la instalación.

Las conexiones neuronales son las que mueven las ideas y las ideas mueven estas conexiones, crean nuevas y destruyen otras. Son la capacidad de sorpresa ante la realidad y el deseo de desentrañar los misterios que nos rodean algunas de las causas que activan estas conexiones, las ponen en movimiento y las multiplican. El hastío y la rutina las destruyen. Es por ello que la infancia es la época de la vida en que más se desarrollan, en cantidad y calidad, esas conexiones. Y es por ello que cuando se alcanza 'la edad de la razón' esas conexiones empiezan a desaparecer y muchas personas al final de su vida prácticamente las han perdido. No es casualidad que los artistas y los científicos que se dedican a la investigación sean especialmente longevos y lúcidos en su vejez. Sus conexiones están en constante actividad hasta el día de su muerte.

Estas conexiones sustentan la vida.
Las gallinas en el gallinero, o en el corral, se mueven como locas y sin sentido. Se disputan entre ellas el más mínimo grano en un afán acaparador que si se observa detenidamente puede resultar sobrecogedor.

Estos movimientos, son los movimientos de la existencia. A lo largo de los siglos, el espectador ha sentido miedo ante la vida y se ha agarrado desesperadamente a los movimientos de la existencia. A su lado se movían seres quiméricos que transformaban su visión de la realidad, casi sin que el espectador se percatara de ello; así descubrió el paisaje, la rueda, la perspectiva, el color.

Una serie de mallas de gallinero movibles estarán colgadas de unos cables; un hombre y quien quiera colaborar con él (publico, emuladores, artistas, etc...) irán moviendo esas mallas de forma que los visitantes puedan llegar a sentirse encerrados; las salidas deben ser cortadas. Todos los días, aunque nadie visite la instalación, las mallas estarán en movimiento durante las horas en que se permita el acceso.
Este proyecto fue diseñado para montarse en el Garage Pemasa y presentado a finales de los años 90 a los respondables de este espacio, pero nunca recibí contestación.
· Idea, dirección y desarrollo: Antonio Alvarado. 1999.
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