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Una serie de cables de acero sujetos a las paredes o a otros elementos fijos y a
una altura de entre 2 y 2,5 metros formarán una red a modo de telaraña
neuronal que servirá a su vez de sustento a unas mallas de gallinero que
podrán y deberán moverse durante el tiempo que dure la instalación.
Las
conexiones neuronales son las que mueven las ideas y las ideas mueven estas
conexiones, crean nuevas y destruyen otras. Son la capacidad de sorpresa ante la
realidad y el deseo de desentrañar los misterios que nos rodean algunas de las
causas que activan estas conexiones, las ponen en movimiento y las multiplican.
El hastío y la rutina las destruyen. Es por ello que la infancia es la época
de la vida en que más se desarrollan, en cantidad y calidad, esas conexiones. Y
es por ello que cuando se alcanza 'la edad de la razón' esas conexiones
empiezan a desaparecer y muchas personas al final de su vida prácticamente las
han perdido. No es casualidad que los artistas y los científicos que se dedican
a la investigación sean especialmente longevos y lúcidos en su vejez. Sus
conexiones están en constante actividad hasta el día de su muerte.
Estas
conexiones sustentan la vida.
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Las gallinas en el gallinero, o en el corral, se
mueven como locas y sin sentido. Se disputan entre ellas el más mínimo grano
en un afán acaparador que si se observa detenidamente puede resultar
sobrecogedor.
Estos movimientos, son los movimientos de la existencia. A lo
largo de los siglos, el espectador ha sentido miedo ante la vida y se ha
agarrado desesperadamente a los movimientos de la existencia. A su lado se
movían seres quiméricos que transformaban su visión de la realidad, casi sin
que el espectador se percatara de ello; así descubrió el paisaje, la rueda, la
perspectiva, el color.
Una serie de mallas de gallinero movibles estarán
colgadas de unos cables; un hombre y quien quiera colaborar con él (publico,
emuladores, artistas, etc...) irán moviendo esas mallas de forma que los
visitantes puedan llegar a sentirse encerrados; las salidas deben ser cortadas.
Todos los días, aunque nadie visite la instalación, las mallas estarán en
movimiento durante las horas en que se permita el acceso.
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