WATER ON THE BRAIN
Susan Nash
You are here. This is perhaps the first message reaching a visitor to the exhibition. A constant theme in the work of Antonio Alvarado is the problematic nature of any attempt to encounter reality outside the self. Here, in the subterranean chambers of the ‘Sala del Agua’, the attempt is made within a space dominated by the elements of water and earth. During our short time under ground, they lend us their spectacles, their story.

The glasses may consist of a group of chromatography plates that cast the shadows of liquids solidified on their surfaces, thus creating the very sensory data they reveal. This is the most recent in a series of works in which the artist uses transparency and shadow to explore the concept of knowledge, of the act of perception as determinant of its own content. Knowledge appears again as the subject of ‘La biblioteca del agua’, and there is once more an emphasis of the horizontal, a connectedness with the ground very much in keeping with the place, as also with Antonio Alvarado’s in some ways Taoist approach to the subject. (In both works, his highy characteristic use of elements repeated again and again with slight variations, would seen to be a metaphor for knowledge as nexus between individual consciousness and social experience.) The exhibition presents a dialectic between vertical and horizontal, liquid and solid, within which, as in the ‘I Ching’, one car be transformed into the other. ‘Abrazo’ (‘Embrace’), a modern ideogram on fibrocement, stands as a symbol of this struggle.

For Antonio Alvarado, art is a means of knowing, of thinking about experience, and his interest in materials drawn from everyday life relates directly to this. His works often seems to express a protest at the fragmention of thought into art, philosophy and science; his use of laboratory equipment frequently takes this to the point of nihilistic parody. On the other hand, his work often also has something of the flavour to be found in representations of the Ch’an Buddist mystic who inhabited a resuscitated corpse, travelled in company with a three-legged toad, and greeted enlightenment with an outlandish guffaw..

Texto escrito para el catálogo de la exposición:
HIGROSCOPÍA · Sala del Agua · Ávila · España
19 a 28 de noviembre de 1999

La siguiente traducción ha sido realizada por la autora del texto:

HIGROSCOPÍA
Susan Nash

Usted está aquí. Tal vez sea éste el primer mensaje que transmite esta exposición. Una de las constantes en la obra de Antonio Alvarado es su preocupación por los interrogantes surgidos del encuentro, o el intento de encuentro, con la realidad de nuestro entorno. Aquí, en la subterránea Sala del Agua, el encuentro tiene lugar en el ámbito de los elementos agua y tierra. Ellos, durante nuestra visita, nos prestarán unos ojos, una visión de los hechos, sus hechos.

La lente prestada puede ser la de unas placas de cromatografía que proyectan la sombra de líquidos ya secos (convertidos en tierra), creando así la misma realidad que revelan. Es ésta la más reciente de una larga serie de obras en las que Antonio Alvarado utiliza un juego de transparencias y sombras para explorar la naturaleza del conocimiento y del acto de percepción como determinante de su propio contenido. Este tema del conocimiento, aparece de nuevo en ‘La biblioteca del agua’, junto con el énfasis en la horizontalidad, en la conexión con el suelo, muy propios tanto del lugar como del enfoque hasta cierto punto taoísta del autor. (En estas dos obras, el uso de elementos que se repiten con pequeñas diferencias -tan característico del artista- parece apuntar hacia el conocimiento como nexo entre la experiencia social y la soledad de la conciencia individual.) Se aprecia en esta exposición una dialéctica entre lo vertical y lo horizontal, lo líquido y lo sólido, dentro de la cual, y como en el ‘I Ching’, uno se puede transformar en otro. ‘Abrazo’, moderno ideograma sobre fibrocemento, resume bien esta lucha.

Para Antonio Alvarado, el arte es conocimiento, una forma de pensar la experiencia vivida, y su interés por los materiales de uso cotidiano se relaciona directamente con esta postura. Encontramos a menudo una actitud de rechazo ante la fragmentación del conocimiento, ante el divorcio entre arte, filosofía y ciencia; esta preocupación se refleja en el uso que hace -rayana a veces en la parodia nihilista- de materiales de laboratorio . Por otro lado, su obra tiene también algo del sabor de las representaciones del místico budista Ch’an que habitaba un cadáver resucitado, tuvo por compañero a un sapo al que faltaba una pata, y encontró la iluminación entre risotadas. Algo de esto hay en ‘4 tartas y sus moldes’, en su horizontalidad supina y su espléndida abyección.