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Esta exposición, que recibió el título de Alvarado y se presentó en la galería Klimt, significó
un punto de inflexión en mi carrera, en cuanto significaba una afianzamiento de mi compromiso por el arte y también de
un reconocimiento de mi labor por terceras personas.
Galería KLIMT.
5 de abril a 29 de abril de1995.
Calle de Zurbano, 15.
Madrid, España.
El catálogo de la exposición iba a compañado por un texto del dueño y director de la galería Antonio López González:
Antonio Alvarado es ante todo un artista que ha ido plasmando esta cualidad en su pintura y en este empeño
ha trabajado largo, duro, en soledad y en silencio, única forma de crear un arte serio. En esta nueva exposición
nos muestra su obra reciente, una pintura madura y personal, distinta, inequívocamente de su tiempo.
Sus composiciones a veces divididas, esquizoides -tal vez reflejo de nuestra sociedad- utilizan en ocasiones
materiales que, como el polimetacrilato, son tan característicos de nuestra época , que servirán de huella
identificativa de una cultura en una remota e hipotética arqueología, milenios después de desaparecida nuestra
civilización.
Alvarado es un gran pintor cuya obra no ha alcanzado todavía la amplia resonancia que se merece y que de
seguro conseguirá. Porque su pintura tiene calidad, originalidad y belleza actual, cualidades estas ausentes
en tantas vanguardias que hoy por hoy gozan de gran predicamento y protección.
Pero lo cierto es que las autenticas vanguardias -en cuanto nuevas y originales aportaciones al arte-
siempre han sido inicialmente ignoradas, cuando no proscritas, hasta alcanzar con los años -como
Antonio Alvarado- un justo reconocimiento.
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Pilar y Nieves
Óleo / acrílico / metacrilato / papel / madera.
146 x 130 cms.
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Tres hombres sentados
Óleo / acrílico / papel / madera.
228 x 146 cms.
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Mabel santificada.
Óleo / acrílico / papel / madera / pan de oro.
114 x 146 cms.
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Beso con tijeras.
Óleo / acrílico / madera.
52 x 100 cms.
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Hermanas Ballesteros.
Óleo / acrílico / papel / metacrilato / madera.
116 x 175 cms.
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Tijeras.
Óleo / acrílico / papel / madera.
72,5 x 92 cms.
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Vieja dama.
Óleo / acrílico / metacrilato / lienzo.
104 x 85 cms.
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Plazuela del Conde de Miranda.
146 x 130
Óleo / acrílico / madera.
65 x 50.
cms.
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Espumadera indecisa.
Madera / papel / acrílico.
31 x 105 cms
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Pequeño diluvio universal.
Madera / papel /acrílico.
46 x 115 cms
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Paisaje madrileño
Madera / papel / acrílico.
100 x 15 x 200 cms
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Teléfono.
Madera / acrílico.
30 x 28 x 24 cms
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Beso con tijeras
Impresión digital.
27 x 54 cms.
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Cafetera con taza.
Acrílico / madera / papel.
57 x 100,5 / 43 x 100,5 cms
Obra para
pasillo en paredes enfrentadas.
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Escalera de Jacob.
Acrílico / madera.
7 x 5 x 100 cms.
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Los últimos momentos del diluvio.
Acrílico / madera / papel.
Medida variable..
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Esta exposición recibió, entre otras, las siguiente críticas:
ANTONIO ALVARADO: LA RUPTURA DEL DESORDEN · Javier Rubio Nomblot.
El Punto de las Artes. nº 360. 21 al 27 de abril de 1995.
Ya en 1991 cuando tuvimos ocasión de comentar la que constituía
su primera individual en galería comercial (lógicamente, como todos los jóvenes
pintores, Antonio Alvarado se prodiga más bien en centros oficiales y cajas de
ahorros), advertimos que se trataba, posiblemente, de uno de esos artistas
"malditos" demasiado ocupados en perseguir implacablemente a una indescriptible
quimera y en hacer del arte ciencia -oculta- como para detenerse en el análisis
de las modas y caprichos en los que sus coetáneos se vuelcan en masa. Algunas
de las claves de su "Arquitectura Primigenia" subsisten: el uso de materiales
industriales de un modo natural, instintivo, alejado de las dobles lecturas;
cierta voluntad transgresora y agresora que se manifiesta tanto en los temas
como en la deliberada intención de mostrar la materia desde su ángulo menos
favorecedor; y la busqueda de temas en el entorno -urbano- más inmediato, como
sus personajes, identificados por su número de DNI y de la ridicula letra del
NIF y de la leyenda "del caos". Como la mayoría de los jovenes de su generación,
percibe la sociedad -y en particular la identidad nacional -europea- como un
absurdo entramado especulativo financiero en que ya nadie cree y cuyo imparable
camino hacia el desarbolamiento total solo se ve frenado día a día por el
esfuerzo colectivo para poner un remiendo, un puntal, un alambre más que lo
sujete, con la esclusiva y sana intención de aguantar hasta que llegue la
proxima paga, que ya es bastante. La diferencia está en que Antonio Alvarado
lleva ya años investigando, sugiriendo respuestas, analizando posibilidades que
cada vez parecen menos descabelladas. Posiblemente desde esta perspectiva
hayan de verse sus obras actuales, de una calidad mucho mayor que las de hace
cuatro años, porque en ellas nos habla de una ruptura de la continuidad, de la
introducción de interferencias, del desplazamiento aleatorio de ciertas
referencias. Pintando sobre laminas que se colocan posteriormente en otro orden,
sugiere que toda realidad puede ser alterada de un modo sencillo y, sobre todo,
nos advierte de que el camino hacia el caos sólo puede ser interrumpido si se
neutralizan la objetividad y la razón.
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ALVARADO · Tomás Verdugo.
TETUAN. nº 29. 18 de abril de 1995
Klimt muestra obra de Alvarado, con composiciones a veces
divididas, esquizoides -tal vez reflejo de nuestra sociedad- nos comenta López
Gonzalez. Utiliza Alvarado, en ocasiones, materiales que, como el
polimetacrilato, son tan caracteristicos de nuestra epoca, que servirán de
huella identificativa de una cultura en una remota e hipotetica arqueología
milenios depues de desaparecida nuestra civilización.
Alvarado pretende un
estudio personal y definitivo de la pintura jugando con el uso mas o menos
adecuado del color y la tonalidad, con la segmentación aparente y subjetiva de
la superficie utilizada que, aún de forma incompleta para sus figuras, logra ese
aspecto de movilidad y ritmo tan relevante en algunos artistas norteamericanos
de la decada de los sesenta.
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